25 abr 2008

Pequeño cuerpo que duerme y deja el paso abierto a las posibilidades que dependen de que una barrera se convierta en serpiente y desaparezca



¿Qué tan real es este sitio? Mi piel siente algo, aquí y ahora, mis ojos ven, mis oídos escuchan y mis labios necesitan, pero ¿Qué tan cierto es? ¿Se puede realizar la medición? ¿Cuál es la referencia que toma la definición para limitar? ¿Quién lo decidió así? ¿Quién se lo permitió? Determinar las cosas, distinguir lo uno de lo otro, reducir la capacidad de percepción, enfocar el pensamiento para entender, dejar de ver el resto para distinguir el detalle, lógica y razón, eso se cree del aprendizaje; ¡ceguera pura! Mentes preparadas por el miedo día con día para entender nunca nada y cada vez menos de lo cierto.

No todo está perdido, pues inevitablemente llega al fin, un momento, cuando el pequeño cuerpo es vencido por el cansancio y duerme, que cualquier cosa puede ser posible y desaparece de pronto la definición que tanto daño le hace a la perfección; es la ruta de escape de los límites, las figuras pierden forma definida y se vuelven ecos impredecibles que danzan en un espacio de posibilidades infinitas, entonces, es cuando el cuello gigantesco del escarabajo ya no tiene por que soportar ser la cadena que ate la cabeza a tan bello cuerpo y decide desaparecer, volverse un recuerdo nada mas para la cabeza que lo piense y una sombra para el cuerpo que lo necesite, ¿volverá? Volverá algún día quizá, cargado en hombros victorioso, con un estandarte rojo que recuerde a los caídos, a los que alguna vez murieron en su nombre y entonces dentro del quizá, seguramente diga solemne: ¡No importa ya, si de las estrellas proviene el viento que nos une, no importa ya si la luna guarda celosa las caricias no entregadas, porque si el eterno azul es el dueño del misterio, la negrura nunca será dueña de la noche y se podrá siempre ver aunque sea una luz pequeña!

Se escuchan los tambores a lo lejos que avisan el cambio a lo incomprensible, llega la hora de fundirse con el universo, el escarabajo ya no lo es sin un cuello largo que sostenga su conciencia a la fuente de alimento, las barreras ya no significan división, las barreras ya no quieren ser barreras, están hartas de su penosa situación y se vuelven serpientes que se mueven ondulantes en la arena y todo pierde consistencia pues desaparecen llevándose consigo las definiciones, los significados y las palabras, todo es una sola cosa, el todo esta completo y la mente libre lo comprende pero no lo sabe controlar, no lo intenta porque no le hace falta, como el árbol que decide no moverse de lugar donde nació porque es perfecto y no necesita de nada mas que de su existencia misma que lo una al infinito.

Al principio, la mente comienza a olvidarse de la gravedad, de la caprichosa obligación impuesta de permanecer cerca del suelo, entonces con un pequeño brinco da inicio a un viaje sin precedentes, se eleva lentamente, temerosa de no poder seguir y quedar atrapada por siempre entre las leyes, pero tiene fe en si misma por lo que poco a poco es cada vez más alta y se asombra de la belleza de un mundo que le parecía inmenso desde el suelo, lo siente cada vez mas hermoso, lo comprende mejor pues ha salido de sus laberintos, todo parece tan sencillo y quieto desde ahí, desde esa perspectiva pierde el miedo a caer pues comprende que no hay arriba ni abajo, que ella misma inventó esa concepción como una referencia pero ya no la necesita más, el primer paso está dado, vaya paso volador, lo ha entendido bien, pero aún así no quiere regresar, adelante siempre estará la promesa seductora de lo desconocido, vuela entonces cada vez mas rápido seducido por la inmensidad que no le muestra un rumbo fijo pero busca en ella, un destino que la libere de toda limitante, acelera cada vez mas sin voltear atrás, sin importarle que la esfera azul de donde vino ya no existe, no quiere detenerse, el sonido ha quedado muy atrás, piensa en la luz y se impulsa de su brillantez para ir más rápido que ella, los planetas pasan, las estrellas, las líneas que dibujan y los colores se comienzan a deformar, ha salido del sistema, quizá de la galaxia, avanza mas rápido que la mayor cifra de números pueda ser imaginada y todo gira tan rápido que pierde el sentido de las formas pero sigue acelerando, aunque quisiera parar no hay marcha atrás, no hay dimensión que la contenga, quiere devorar el universo.

Acelera… acelera. Acelera, acelera acelera y acel era celeracelera c adavez ma sy masym as,estatancer ca de su perar e lultim oli mit ôʚʙʜʝɻ&pºª€₪ҖѪ


… ya no tiene necesidad de continuar o regresar, ni de bajar o subir, ni de entrar, tampoco de salir… el movimiento es tal, que está en todos los lugares y en todos los tiempos, se ha vuelto inmóvil como el árbol, es el árbol mismo, el viento, el agua, la tierra y el fuego.

Recuerda por alguna razón el tic, toc, toc, de su habitación, la manecilla que avanzaba… las horas que se perdían en la nada y ríe, pensando en la ironía del tiempo y del espacio.

2 comentarios:

Etereotrópica dijo...

Wow! que buen viaje, deveras. Lo mejor de transmutar los sentimientos en prosa que divaga la poesía, es que así se trasciende al espíritu.

Mucho bueno, siempre aprendo algo al leerte.

Alejandro C. Mejía dijo...

La verdad me parece muy profundo. En realidad me envolvió y me llevó inclusive a darle un sentido diferente y asociarlo con la realidad.