26 mar 2008

El Ritual - Conversaciones con tu ausencia


Regreso de nuevo a formar parte del ritual, confuso ritual de abstracción que enreda su canto entre mi cuerpo como aguda cuerda punzante y me hace dudar nuevamente de la interminable búsqueda que siempre encuentra preguntas, sentencias con un persistente signo de interrogación atado a su certeza. Siempre danzando, palabras que están siempre en movimiento, creando nuevas formas y figuras, buscando otorgarle un significado al flujo, trazando mapas de las cosas que suceden, mapas que no han de servir de mucho, porque el camino aunque sea igual no es el mismo, entonces tendré que perderme una vez más en el intento y dar pinceladas que anhelen trascender en algo mas que ligeras señales que luego, debido su menuda complexión se lleve el viento, el viento del olvido.

Temo dar tan solo trazos muertos que por mas esfuerzo no logren convertirse nunca en la fuente que los engendró y solo formen, en el mejor de los casos, alguna vibración molecular que pronuncie un elocuente sonido que construya alguna oración en medio del ruido saturado por los pensamientos.
Regreso al ritual sin recordar muy bien como funciona la espontaneidad y doy un paso errático y extiendo mis brazos en mal momento creyendo que hay manuales que explican las leyes de atracción. De mi boca escapa el suspiro revelador de un sentimiento y en seguida la estupidez pretende formalizarlo y darle una vana explicación, una exposición de motivos que activa inmediatamente el mecanismo idílico que construye castillos en un fantástico paraje creado por algún dios de la inventiva, la imaginación estalla y se vuelve incontrolable, cuando en realidad, en el escurridizo presente solo existe un deseo en el aire, un hipnotismo luminoso creado por hermosas ventanas verdes sin cortinas que permiten el paso de una cálida luz, por gestos amables y sonrisas carentes de intención... pero en el ritual, el alma se desnuda, se muestra como es y susurra a gritos su palpitación, con letras desordenadas que torpemente procuran simular a Dalí ó a Bretón y tímidamente alzan la mano sin un cuerpo, abandonan una zapatilla como cenicienta, esperando cualquier reacción, pero buscando el gesto y la mirada sin cortinas que confiesen que la calidez puede entrar también por tus ventanas

Le tengo miedo al silencio que no es callado y comprensivo sino ansioso, frío y lleno de vacío, regreso de nuevo a formar parte del ritual, porque quiero hablar y no callarme los temores, cantar y no olvidarme de sentir el latido de mi corazón.

3 comentarios:

Sr Javier dijo...

Cantar y no olvidar el sentir de mi corazón...

Muy buen final, me gusto más leerlo a la luz del conocimiento adquirido, ya te habías tardado en escribir, pero siempre es un placer leerte.

Saludos

Unknown dijo...

esta chingon carnal, y si, le verdad entrale con todo el pinche ritual, luego nos vemos,

buena la parte de las ventanas verdes...

Rebeca Morfin dijo...

Ahora el silencio construye entre los vacios de las compas y los puntos suspensivos.... alguna vez escribí eso.. y no enocontre mejor cosa que decir mas que parafrasearme desde otras circunstancias!!! Te quiero Bunbury y el ritual por mas mustio que parezca, si, tiene la sabiduría de los ritos!!! Abrazos de ritual para usted!