10 abr 2007

Sucesión de Imágenes

. . . Escribir se convierte en deber después de la experiencia cruel. Imágenes que se suceden, se heredan y adjudican una tras otra más allá del tiempo y del espacio, mas allá de la conciencia, explicándose el motivo de su razón, reflejando y prediciendo un destino incierto. Todo consiste en imágenes; apariciones alternas de una esfera blanca, indicaciones ilógicas constantes para no salir de la conexión coherente que difícilmente se respeta por una mente liberada. Gente corriendo hacia la orilla, alguien se aleja lentamente, la familia no lo soporta y me estremecen los gritos desconsolados de desesperación que agonizan. Las brazadas no parecen hacer su trabajo frente a un mar tan imponente, tanta agua, tan insignificante el hombre como un punto negro en el universo. Quiere desistir pero el mar no se cansa de alejarlo ¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿Cuánto tiempo más? Pregunto cómo es la imagen de mi desdichado cuerpo en el estado de ultra conciencia. Sin enaltecer a la fuente le agradezco por violentar mi filosofía y enfrentarla contra el ondulante presente. Estoy más conciente que nunca, pero me aplasta la casa, se cierra sobre mí, tanto viento me quiere comprimir. Esta vez no te hago caso voz de la predicción, aún puedo hacer el intento. Me voltea a ver de forma acusadora. Estúpido. Es tan triste tu imagen. Se encienden las palabras con fuego, breve selección de ideas interminables que construyen la canción. Ningún tema es el mismo, todos vienen entre imágenes de varias dimensiones. Esta vez no hay risas, la casa roja me comprime. Tengo sed. Esto acabará, pero ¿a que costo? Alguien se ahoga, lo recuerdo. Huyo del templo de rocas y me refugio en este templo interior. . .

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