9 feb 2007

Grafito

Me impresiona la manera en que decidí invertir mis movimientos y pensamientos en el tiempo que me fue otorgado por el cosmos para desplazar la punta del lápiz situado en alguna parte de la gigantesca hoja de papel multidimensional. Grafito que se desgasta de un lado poco a poco mientras deja suave una larga estela que resbala dibujando el camino que partió desde el origen hasta el hoy, por si acaso algún día quisiera regresar…
Las doce horas del día estudiando las reglas para vivir, la forma correcta en la que hay que moverse según dicen algunos otros que quisieron llegar primero para decirnos el “como” de forma tan complicada. Todo tan sencillo como lo justo, lo puro y lo bueno desplazados por lo legal y su reverso, lo ilícito y lo permitido, reglas de comportamiento risibles, reglas para toda ocasión; para cruzar la calle, para dormir con alguien, para salir a la calle y hablar, para andar en bicicleta, para vestir, para jugar, para construir, para comprar, para crear, para viajar, para llorar en lugares públicos, para amar. Su necesidad es cuestionable pero por supuesto tienen su explicación, su motivo de ser pues independientemente de su verdadero significado, algún control deben establecer para que el hombre poderoso no devore con tanta facilidad al hombre más débil que si fuera mas fuerte no se dejaría comer y muy seguramente sería el devorador en vez de la víctima por lo que el débil ha de seguir siendo así para que no cace al poderoso que no sería tal si fuera cazado.

Son estos trazos de grafito que dibujo los que me crean un conflicto de espacio en la hoja de papel y de pronto mi libertad me sorprende atrapado en lugares donde me siento absurdo y fuera de lugar con gente extraña que habla en lenguajes inteligibles, que piensa de una manera tan realista que me da miedo, que pone en riesgo el toque de creatividad, de imaginación y magia que en ocasiones me visita y me pregunto a donde mas llevaré esta punta de lápiz y me aterro de estar desperdiciando el tiempo intentando comprender el mundo y sus reglas humanas en vez de crear nuevos sitios sin leyes ni límites que hagan fronteras.

2 comentarios:

Etereotrópica dijo...

Alguna vez te has preguntado dónde queda el derecho a la ternura?

Vengo huyendo de la policía (es una muy buena historia).

Agua como papel de celofán...

Hammurabi dijo...

¡Ijoles! ¡Qué cabrón! Es la disyuntiva entre identificarse en un contexto reglamentado o la querella de buscar nuestro propio trazo de grafito. Creo que lo difícil es reconocer que buscamos nuestros propios caminos a través de los ya recorridos e inscritos. Si no, caemos en el exotismo de repetir el acto heroico.